Primero, en el ámbito empresarial la IA debe ser significativa y seria; además me declaro 100% proclive a todo lo que venga en innovaciones disruptivas.
Sin embargo, la vertiginosidad de los avances tecnológicos nos tiene abrumados y por ende paralizados. Escasea el tiempo para alcanzar a conocer, analizar y decidir racionalmente sobre la incorporación de qué y cuáles a nuestras empresas y continúan nuevos anuncios, pero además compitiendo entre alternativas.
La “bulla” marketera, las presiones de los starters por ganar posicionamiento, el ruido periodístico, y porqué no decirlo la “versada opinología” de las redes sociales, nos ofrecen una panorámica casi festivalera.
Veamos entonces nuestra capacidad real para metabolizar empresarial y estratégicamente esta vorágine.
Un brevísimo resumen del estudio sobre la preparación y capacidad de los directorios presentado por Grant Thorton en la SUMMIT de la National Association of Corporate Directors a fines de Enero recién pasado nos revela lo siguiente – valga destacar que habla nada menos de “corporaciones empresariales” (los gigantes):
- 4% tiene miembros expertos en IA
- 49% tiene conocimientos “periféricos” (textual) de IA
- 8% está en proceso de preparación y estudios de IA
- 84% no dispone de una métrica para validar los beneficios de incorporar IA
Las conclusiones son suyas!
Son innumerables las plataformas empresariales de IA disponibles; he visitado más de 100 y ciertamente deben superar el millar. Las hay de gestión integral y otras que proveen soluciones específicas.
Consecuentemente surgen tantas interrogantes como la sumatoria de las superficies de todos los océanos del globo. Mi mirada la dirijo hacia los desarrolladores más que hacia las empresas, porque esta constelación de IA implosionará si no buscan clientes fuera de nuestro sistema solar.
Las empresas a nivel mundial no tienen los recursos financieros para tanta IA significativa y seria, ni menos la capacidad organizacional de aprendizaje. Mi recomendación – transitoria por cierto – es que sus esfuerzos se concentren en la elección de IA para soluciones específicas, teniendo cuidado que sus arquitecturas sean abiertas a fin que luego puedan «conversar o integrarse» con otras plataformas y también que constituyan inversiones amortizables máximo en 2 años, pensando en las siguientes nuevas tecnologías que aparecerán.
Por ahora, lo dejo hasta aquí. Y que no quede duda alguna que todas son invenciones sorprendentemente maravillosas.
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