PROTOCOLOS FAMILIARES

Ciertamente surgieron originalmente como solución para los grandes conglomerados de propiedad de familias y han sido una tremenda contribución para lograr importantes equilibrios y ecuanimidad en presencia de variadas circunstancias.

Sin embargo, para sorpresa de muchos, la utilidad de disponer de Protocolos también ha resultado sumamente beneficiosa en empresas familiares de tamaños grande y también mediano. Y no es para menos, ya que constituyen la esencia de llevar adelante proyectos en común. Son el conjunto de acuerdos cimentados en el buen ánimo constructivo y voluntario que genera una mística atractiva ya que se fundan en una mirada rigurosa que debe plasmar dicho ánimo con el rol de mercado de la compañía y su realidad patrimonial objetiva. Disponer de Protocolos es definitvamente mucho más relevante que contar con estatutos societarios y ciertos pactos de accionistas. Estos dos últimos deben siempre supeditarse justamente a los Protocolos.

Entonces, por extensión esta práctica se ha masificado en general a todas las formas de compañías más allá de las pertenecientes a familias, incluso a instituciones sin fines de lucro.

FALSO AFÁN: una cosa es el entusiasmo en adoptar la fórmula, y vaya que requiere esfuerzo y pericia. Más, el darles vida, ponerlos en práctica y revisarlos con alguna frecuencia a fin de vigentearlos, es tarea súper pendiente en estos días.