DIRECTORIOS: riesgos, neutralidad, demoras, sobreponderación

En mis columnas de opinión publicadas en medios de prensa he entregado diagnósticos y recomendaciones para el accionar de los directorios desde el 2002 (también denominados Juntas o Consejos Directivos). En aquella época y durante más de una década el mundo marchó “relativamente ordenado” a excepción de la crisis subprime. Podemos decir que la evolución macroeconómica fue benevolente o perdonadora en todos aquellos aspectos decisionales que los directorios postergaron “para una mejor oportunidad”, o que se ignoraron restándole la debida importancia o que fueron llevados a cabo sin el rigor que ya venía requiriendo la mirada del futuro, o muchos otros “o”, que se extraen tanto de las vivencias personales como de diversos estudios internacionales publicados recientemente.

En mi opinión, hemos llegado al final de dicha ruta y todas las empresas, cual más o cual menos, están mirando alguno de los precipicios que las rodean en 360°.  Tenemos el deber de entender incluso más allá de aquello que está ante nuestros ojos; a decir verdad y sin exageraciones, todos los eventos en curso son verdaderos tsunamis.  La tecnología no hay que entenderla como tal, si no que hay que imbuirse del METAVERSO (aquel espacio virtual que engloba una red de universos virtuales que están interconectados generando una experiencia inmersiva y multisensorial).  Los cambios en los precios relativos de todos los bienes y servicios, transables y no comercializables internacionalmente, que nos llevarán a caídas discretas en el poder adquisitivo.  La logística mundial, previendo la permanencia de rompimientos de stocks.  Sequías en partes del globo e inundaciones en otras áreas.  Las fuerzas geopolíticas actualmente en desarrollo, constituyendo un viaje sin retorno al menos por un par de décadas, que sin duda alterarán más los mercados.  Las conductas psicológicas de consumo y de valoración de las marcas ya se trata de una profunda realidad de las nuevas generaciones.

FALSOS AFANES: Ignorar los riesgos objetivos porque soy averso al riesgo; jugar al empate para salvar el corto plazo; postergar los cambios de modelo de negocios para momentos que se perfilen con mayor certidumbre; o finalmente creer que las facilidades financieras que los gobiernos han entregado a los mercados para sobrellevar la pandemia se prolongarán. Todo ello, literalmente es imaginarse una foto del futuro errónea y desfigurada.

Estamos para contribuir decididamente a que las mesas de los directorios sean proactivas y aquilatar los rumbos de los diversos riesgos.     

 

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